Thursday, December 29, 2011

Feliz Navidad y Feliz Año Nuevo! // Merry Christmas and Happy New Year!

Quizás no estaré disponible para escribir antes de la llegada del nuevo año, así que deseo compartir mis sinceros deseos de que tengan un saludable y exitoso 2012 y que sigan viniendo por acá :) Feliz Año Nuevo!!!

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Maybe I won't be available to post prior to arrival of new year, so I would like to wish you all a healthy and successful 2012 and you continue coming here :) Happy New Year!!!

Saturday, December 17, 2011

Just the beggining (i)

What I do not pretend with this post is to become a guru on the topic mentioned below, but what I do pretend is to explain, through my own experience, the path which is expecting for you if decide to apply to a business school in a foreing country.

First of all, let me tell you that I'm clearly an 'F'. What's this? Let me explain briefly. The MBTI is the result of a test that helps you to know yourself deeply, especially in four axis or dichotomies: E/I, S/N, T/F, J/P; which are Extraversion/Introversion, Sensing/Intuition, Thinking/Feeling, Judgement/Perception. When I took the test, my results showed that I'm a 'feeler'; it means I tend to focus on feelings. What I'm trying to say is that during this post, it is possible that you perceive an emphasis on feelings and sensations I experienced during my preparation.

So... with no more preamble, let's go!

In my opinion, application stage could be divided in seven stages. I've called them: leaving the nest, facing your fears, leaving your mind fly, using your network, making arrangements and enjoying the journey.


1. Leaving the nest

When everyday you feel confortable with your job, being challenged through different engagements and learning all the time, it is very difficult (almost impossible) to think that you may plan to leave your current status quo to explore new adventures. But this is exactly what you have to do if you want to follow this path. Even if you have a brilliant career within your employer, it is feasible for you to evaluate pros and cons regarding applying to a business school abroad.

Just begin it as an exercise. Take a piece of paper and imagine where you want to be in five, ten, fifteen years. Then, evaluate how long it would take with and without this kind of international experience. Put alternatives on a scale. Which weighs more? Afraid of results? You did nothing. This is just the beggining :)

Moreover, in this stage you start your research on what kind of program fits the best with regard to your goals, which school, when (here, my advice is to apply at least a year before program is starting, so you may infer that your decision must be taken a year and a half before). You may ask for advice and suggestions from friends and relatives but always keep in mind that the most important are your wishes, your interests, your dreams. It's your life!


2. Exercising your mind

Not engineering background? Not good in math at high school? Worse in college? Don't worry. This is a new chance to reinforce and sthrenghten your numerical skills. Yes. I'm talking about GMAT, exhaustive GMAT.

In my opinion, it's very important that you identify your preferences on methods to study. Maybe you are kind of student who prefers to study alone, during evening, drinking several cups of coffee; or perhaps one who likes to be part of a study group, coached by a teacher (obviously the second is more expensive). Whatever your preferences are, you have to acquire preparation books and spend a lot of hours during two or three months, studying every night after work, doing some sacrifices like not meet with friends or go to theater, etc. You must focus on goals established in stage 1.

GMAT has three main topics: essays, math and verbal sections. Based on your background you may concentrate your efforts on math or verbal section. For instance, spend three hours with math, then one with verbal and finally one with essays (if you don't have a numerical background). Or backwards. In addition, from time to time, perhaps every two days, develop a complete test in order to evaluate your performance, specifically on time management. You have four hours to be distributed among three sections. Be careful with this issue!

Furthermore, if English is not your native language you will have to take Toefl test. As GMAT have some parts related to writting and reading comprehension, you may take advantage of them to get prepared for Toefl. I suggest to acquire CD-Roms to study Toefl. There are many authors who are specialists on it.

Despite you have to take Toefl or not, GMAT is easy for you or not, always keep in mind you must do your best! Focus on achieve a score as higher as possible. It will streghten your application and also raise GMAT average for your MBA class, which will reflect on future rankings.


In next posts I will continue with stages three and four. Sorry for getting you bored. I will appreciate your complaints :)

Friday, August 19, 2011

Chiste del día

Entra un borrachito a un bar y grita: "!todos los de la izquierda son unos 'hijos de pu*a' y los de la derecha unos 'conch* de su madre'!". En eso un flaco se para y refuta "!no soy ningún hijo de pu*a!". "!Entonces pásate a la derecha, conch* de tu madre!".

Tuesday, June 14, 2011

Frase del día

"La palabra fue dada al hombre para ocultar su pensamiento."

R. R. Malagrida*

* El padre Malagrida, jesuita portugués, fue quemado por la Inquisición en 1761. Voltaire habla de él en su 'Compendio del siglo de Luis XV', capítulo XXXVIII.

Monday, June 6, 2011

Porque sólo sé dar la contra y lo hago bien

Me considero un hombre inteligente aunque no tengo claro cuál es la diferencia entre inteligencia y sentido común, entre ser inteligente y tener criterio. Puede parecer que soy una persona bien educada, ilustrada, honorable, pero la realidad muestra otra cosa. Voy por la vida trazando mi camino, aparentemente sin molestar al resto, beneficiándome de coyunturas políticas, sociales, religiosas, familiares, siempre en silencio. Así soy yo: una persona 'común'.

Hasta que llega el momento (crítico) en que tengo la posibilidad de emitir una opinión, o peor aún, un voto (supuestamente, a conciencia). Me pasa a menudo, en que me comporto de modo irracional y no me doy cuenta sino hasta que las pruebas están delante mío, pero ya es demasiado tarde. Así como yo, otros miles decidimos sacar a relucir nuestro mejor arte: dar la contra.

Vengo de una cultura de renegados, de personajes sin convicción, sin bases, sin fundamentos y, lo que es peor, sin valentía para defender a diario mis ideales, sólo cuando se trata de emitir voto, cada cuatro o cinco años. Lo disfruto, no lo voy a negar y ya no sé si disfruto el proceso de tener una posición contraria con el resto o de tener una posición contradictoria conmigo mismo.

En los últimos meses mi capacidad de imitar al salmón se ha perfeccionado, a tal punto que muevo masas. La gente me sigue y todos vamos por el mundo pregonando 'cambiar el rumbo' sin saber siquiera qué es lo que queremos, hacia dónde queremos ir o pronunciando repetidas veces palabras como 'dignidad', 'valores', 'respeto al prójimo' cuando no son prácticas rutinarias en mi vida. Solamente las uso cuando veo que es necesario 'dar la contra'. Como dice un buen amigo: sólo por molestar.

Recuerdo una vez que tuve que elegir entre dos señoras a la alcaldesa de mi ciudad. Ninguna me gustaba como para tenerla como candidata; sin embargo, elegí a la que representaba el 'cambio' (confieso que hasta ahora no sé de qué cambio estábamos hablando). Hoy en día, todo sigue igual, sino peor. Pero bueno, me salí con mi gusto: incomodar al resto. Además, si la ciudad no mejora, todos nos veremos perjudicados, no sólo los pobres. Así soy yo: conformista y discapacitado mental.

La última en mi haber es haber dado la contra en cuanto al manejo macro de mi país. Como no me gustaba una candidata voté por el opositor. No sé ni como se llamaba este señor, yo lo único que quería era que no salga la otra señora. No sé cómo nos afectarán las decisiones del elegido, pero en el peor de los casos, nuevamente, todos seguiremos en el sub-desarrollo. Es decir, mi mediocridad la quiero esparcir por el resto de mis conciudadanos. Así soy yo: un tipo sin ánimos de superación.

Una vez me dijeron que ningún modelo económico da plata en veinte años, pero no me importó, así como tampoco le presté atención a aquellas palabras que tenían bases para afirmar que el camino trazado debía continuarse y no patear el tablero. La verdad que esas palabras no me tocaron. Yo solamente quería que no salga la señora, a su opositor ni lo conocía.

Para terminar, ya no publicaré más notas relacionadas a la dignidad de un pueblo ni a las víctimas de abusos en años pasados. Esos temas sólo me interesan cuando hay que elegir. Ahora volveré a mi perfil bajo. Cuando haya que dar la contra nuevamente, ahí yo mismo soy.

Firma: Un ciudadano, (un) cualquiera.

Friday, June 3, 2011

Frase del día

"El buen ciudadano es aquel que no puede tolerar en su patria un poder que pretende hacerse superior a las leyes."

Marco Tulio Cicerón

PD. Nunca tan preciso en época de elecciones.

Tuesday, May 31, 2011

Track 6 ('espérame')

Se me pasó tan rápido el tiempo. Sin darme cuenta tengo dos hijos hechos todo unos hombres, ambos profesionales y con un tremendo futuro por delante. No me gusta decirlo, me cuesta hacerlo; sin embargo, creo que la partida de su madre nos hizo más unidos y, para ser sincero, me parece que estando la familia completa, el vínculo entre nosotros no sería lo sólido que es ahora. Estoy seguro que no es una opinión mía nada más. Si les preguntase a los chicos, dirían algo por el estilo.

Caramba. Pensar que siento como si fuese ayer cuando salía a caminar por el malecón pensando en todos los planes que tenía en mi vida. En cómo viviría cuando tenga la edad que tengo ahora, dónde estaría, haciendo qué. ¡No! ¡No voy a admitir que me apena el paso de los años! Quizás sí deba reconocer que me desvié un poco del camino que me interesaba seguir, pero a cambio la vida me dio otras satisfacciones. Pensé que mis hijos estarían lejos y mírenlos, los veo casi a diario. No nos falta nada y vivimos con todas las comodidades que una persona necesita. De repente no viajamos tan con la frecuencia que quisiéramos, al menos juntos, pero eso puede cambiar en los siguientes meses.

Por otro lado, es definitivo que extraño mucho a la ‘Negrita’. Mi compañera de toda la vida. Mi consejera, mi mejor amiga. Lamentablemente, los últimos años fueron durísimos para ella, para nosotros, para todos los que la acompañaron hasta el final. De nuevo, es duro decirlo pero creo que ahora descansa en paz. ¡Cómo no recordar a cada instante su sonrisa! Lo bien que bailaba, si hasta me llevaba a la hora de la salsa. No llores, no llores, viejo. Recuerda esas épocas con alegría. A la ‘Negrita’ le encantaría que sonrías cada vez que la recuerdes o menciones. Ya han pasado casi seis años desde ese triste momento. ¡Qué rápido pasó el tiempo! Sin duda, ella era la única con la que quería, y todavía quiero, pasar mis últimos días. ‘Negrita’, ‘Negrita’, espérame, ya pronto estaremos de nuevo juntos.

Tanto me concentré con el recuento de mi vida que ya me estaba desviando del camino. Quedé con el ‘Gordo’ a las nueve de la mañana y voy a llegar tarde. Bueno, por una vez que llegue pasada la hora, total, él siempre me hace la misma. Me dice que va a llegar en veinte minutitos, esa es su expresión, y termina llegando en una hora. Más sinvergüenza ese gordito. Pero es mi amigo del alma. ¿Ya cuántos años nos conocemos? Desde que estábamos sacando el DNI, creo. ¡Unos niños! Y a pesar de los años seguimos en contacto. Casi sin querer, ya llevamos varios meses cumpliendo con el ritual del desayuno dominguero.

(…)

Ya casi voy llegando. La siguiente a la derecha.

(…)

- ‘Gordo’, ¿desayuno donde siempre?

- No, no. Mejor vamos al Café Beyle. Hoy tengo ganas de ir al centro.

- ¿Qué pasó? ¿Te dio la onda bohemia de nuevo?

- (risas) La verdad es que estuve haciendo algunos arreglos en casa. Ahora que no hay nadie tengo mucho tiempo libre y me puse a revisar repisas viejas, a ver qué tenían y me encontré varias sorpresas.

- De hecho. Ya me imagino. Seguro fotos, recuerdos, las revistas pornográficas que siempre le ocultabas a tu mujer. (Risas).

- Si, si. Esas mismas… Pero sobretodo fotos. Encontré unas muy antiguas, de la época de la universidad. ¿Recuerdas esta película Into the wild?

- Claro, claro. ¡Es de hace años!

- Exacto. Encontré fotos de cuando me dejé la barba como el protagonista de esa película.

- No me acuerdo de ese personaje. Lo que sí tengo clarísimo es que la banda sonora me gustó bastante. Recuerdo especialmente una canción: Guaranteed.

- Ufff… ¡excelente!

(…)

Yo creo que ya nos pasamos. Debí entrar a la izquierda en la anterior esquina.

- Oye, ‘Gordo’, ¿dónde era el café ese?

- ¿Qué? ¿Ya no te acuerdas? Si es al costado de lo que era El Ángel. Dime que sí te acuerdas de El Ángel, por favor.

- Claro, claro. Si una vez salimos de allí, fuimos a otro hueco al frente donde había un pelucón sirviendo unos tragos raros y te emborrachaste porque tu novia de aquel entonces te había dejado (risas). Llorabas como si te hubiese plantado frente al altar… ¡y recién se habían conocido ni hacía medio año!

- No te burles. Uno comete locuras cuando es chiquillo.

- Me acuerdo que me contabas que le habías escrito algo de que tu vida se desaparecía, algo así.

- Sí. Lo que te decía era que mientras yo la extraño, mi vida desvanece más. ¡Cómo pasa el tiempo!

- Vuela.

Espérame, ‘Negrita’. Pronto estaremos juntos.



FIN

Saturday, May 21, 2011

Frase del día

«Excelentísimo amigo, siendo ciudadano de Atenas, de la ciudad más grande y renombrada por su ciencia y poder, ¿no te avergüenzas de cuidarte sólo de obtener tanta riqueza como te sea posible, de tu gloria personal y de tu reputación, mientras que del conocimiento, de la verdad y del perfeccionamiento de tu alma ni te cuidas ni te preocupas?»

Platón - "Apología de Sócrates"

Saturday, May 7, 2011

Track 5

El cielo ya aclaraba. Se fijó la hora en su recién estrenado reloj y vio que faltaban trece minutos para las seis de la mañana. Lo normal en estas situaciones era que buscase algo para llevar a casa y compartir con su padre a la hora del desayuno, además del diario con el coleccionable ‘Grandes monumentos hechos por el hombre’ que tanto le emocionaba a su progenitor; sin embargo, hoy no era un día cualquiera. Estaba extasiado, emocionado. Aquella chica a la que en un principio no había querido conocer terminó ocasionándole fuertes devaneos de los que ahora era víctima. Aún le sudaban las manos, las imágenes de las últimas casi cinco horas, pasaban una y otra vez frente a él. Cada minuto frente a ella había sido histórico, mítico, y le ponía más contento saber –a pesar de no haberlo preguntado- que a ella también le había agradado estar ahí. “Hay que estar en el momento justo en el lugar indicado” se repetía con frecuencia y sonreía para sí mismo. Le alegraba saber que todo se había producido de un modo natural, sin excesos de años anteriores donde le ocurría el famoso Coyote ugly de los americanos, aquella situación en la que uno despierta y se lleva tremenda sorpresa al ver a su acompañante de turno. Esta vez fue diferente, desde la primera conversación que entablaron, el primer brindis que hicieron “porque este año nos ganemos la lotería”, las risas que intercambiaron, las sonrisas cómplices cuando analizaban al resto de asistentes al departamento, la salida con rumbo a la casa de ella, el camino en el taxi, el abrazo dentro de él para sentir menos frío, las manos que se rozaban ‘sin intención’, el tiempo en casa de ella, la despedida, aquella energía en medio de ambos, hormigas en el estómago como cuando uno es adolescente (y es que para el amor no hay edad, como nos enseñan las telenovelas).

Era tal su estado que decidió caminar las varias cuadras que separaban ambas casas. En realidad, la lógica que soportaba su decisión era que si llegaba antes, dormiría más temprano y, así, no podría recordar cada segundo de esa noche que terminaba. Mientras más tiempo permaneciese despierto, más tiempo podría recordar el rostro de ella sonriéndole, mirándole a los ojos en aquellas pausas durante la conversación, donde el silencio expresaba mejor que las palabras lo que se estaba gestando entre ambos y que él estaba dispuesto a cuidar para que germine de la mejor manera posible. “Es increíble lo que sucede cuando uno no tiene mayores expectativas. Y pensar que casi no contesto el teléfono por la bulla que había en el bar”. Se rió para sí mismo. El reloj marcaba las seis con veintisiete minutos.

- Hola, hermano. ¿Cómo estás? ¿Hoy nos visitas para almorzar con el viejo? Tú sabes cómo se alegra cuando tiene a sus dos hijos reunidos… con la falta que le hace mamá.

Le había llamado su hermano mayor, aquel que le servía como modelo y guía, no por uno u otro logro académico o profesional, sino porque era una buena persona, que había conseguido sus metas y alcanzado sus sueños con un trabajo dedicado y sin lastimar a nadie. No lo decía por ser su hermano, sino porque tenía referencias de terceros al respecto. Su hermano estaba casado desde hace una década atrás y su familia la componía los dos cónyuges, un pequeño de enormes ojos color caramelo, que era el engreído de la familia, y un cachorro de raza labrador.

- No creo, Flaco. Hoy he quedado con la familia en ir a ver el nuevo jardín donde estudiará el bebe. Tú sabes que ya estamos en esas épocas donde se comienza a hablar de todo lo relacionado a la educación de los hijos. Tenemos que hacer una buena elección.

- Claro, claro. Sí entiendo. Te cuento lo que me pasó anoche. No puedo creerlo hasta ahora…

El sentir emocionado a su hermanito menor le producía una grata sensación, toda vez que, de alguna manera, esta historia le recordaba cómo conoció a la madre de su primogénito. Fue durante una reunión con compañeros de la escuela. Celebraban un aniversario más de haber dejado esas aulas y uno de ellos llegó con dos señoritas más, una era su novia de entonces y la otra, la hermana de ella. Congeniaron bien y las salidas se fueron dando sucesivamente, primero con grupos de amigos en común (o de alguno de ellos) y luego, solamente ambos. Los viajes también se fueron organizando. En uno de ellos sucedió la pedida de mano, el compromiso oficial luego de cerca de 60 meses como pareja. En tiempo récord prepararon todo lo concerniente a la boda y, en menos de año y medio, ella ingresaba a la Iglesia vestida de blanco, como siempre lo soñó, para unirse hasta que la muerte los separe al hombre de su vida. El momento cumbre se dio cuando a la hora del vals, el tradicional ‘Danubio Azul’ fue reemplaza por ‘Nobody does it better’ de la gran Carly Simon.

Decidieron no hacer crecer la familia pronto pues querían pasar tiempo juntos, sin la responsabilidad de un hijo. No es que fuesen egoístas, simplemente querían afianzar la relación de pareja, consolidar el hogar que siempre habían tenido en mente y recién ahí encargar. Con las cosas bien planeadas, todo se fue dando paso a paso. Les iba bien en todos los aspectos. Es así que luego de siete años de matrimonio, el doctor les confirmó la noticia. “Felicitaciones, van a ser padres”. Las celebraciones en casa de los futuros abuelos no se hicieron esperar. Brindis por todos lados, saludando la buena nueva. Todo viento en popa. Los siguientes nueve meses fueron tranquilos, un embarazo sin sobresaltos, donde el bebé estaba permanentemente monitoreado. Muchos chequeos por semana pero todo lo valía con tal de tener al hijo sano. Es el deseo de todo padre.

- Mira –dijo el hermano mayor-, creo que iré a verlo mañana temprano. Seguramente estarás trabajando. Yo te aviso si caigo más tarde y podemos vernos. Además, tienes que contarme más sobre esa chica. Por tu tono de voz, capto que estás muy emocionado. Relájate, anda con calma. Esto recién empieza (con esto pretendía darle a entender a su hermano menor que le deseaba el mismo éxito que él había tenido con su esposa en su aparentemente inminente nueva relación de pareja. Era un deseo sincero, de hermano a hermano, de hombre a hombre).

A la mañana siguiente llegó temprano a visitar a su padre.

- Hola, viejo. ¿Cómo estás?

- ¡Hijo, qué gusto verte tan temprano! Estoy yendo a tomar desayuno con un amigo de la adolescencia. ¿Quieres venir con nosotros?

- No, viejito. Quería saludarte. Te traje esto -le contestó. Le entregó el diario y el coleccionable.

Sellaron la corta visita con un fuerte abrazo y un beso. Vio alejarse a su padre por la tranquila calle del barrio, su barrio de toda la vida.

Monday, May 2, 2011

Frase del día

"Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos"

Julio Cortázar - "Rayuela"

Monday, April 18, 2011

No sé discernir

…o quizás sí sé pero no quiero hacerlo.


No sé discernir entre lo bueno y lo malo, entre lo que está bien o mal. No me afecta cuando voy a 40 km/h. en el carril izquierdo de una vía rápida. No me fastidia acelerar en ámbar a pesar de que vi hace buen rato que la luz estaba en verde y era posible que ya cambie de color. Mucho menos me incomoda pegarme a la derecha para voltear a la izquierda, con el consiguiente hecho de cerrarle el paso a los autos que vienen atrás, incluso –a veces- siquiera sin emplear la señal de giro.


Por otra parte, mi conciencia ni se inmuta cuando me hago el dormido para no ceder el asiento reservado a quienes realmente les corresponde. Tampoco me perturba no apagar el celular, o cuando menos ponerlo en vibrador, a la hora de ingresar a un local público tal como un auditorio, una biblioteca o una Iglesia, por ejemplo.

No me interesa para nada ser solidario con mi prójimo, olvidando por completo ponerme en los zapatos de los demás, arrojando basura en la puerta de mi vecino o no cediendo mi sitio en la fila a alguien cuyo apuro en notorio. También me reconforta ir delante de una ambulancia y dar por sentado que es ella quien debe esquivarme y no yo quien le ceda el paso.

De cualquier modo soy un ser humano y tengo permitido “equivocarme” a veces, quizás todos los días, a toda hora si es posible. Pero mi cualidad de animal racional sí me facilita darme cuenta que, con cierta ayuda, las acciones que mencioné líneas arriba deberían hacerme pensar y ver que algo no anda bien.

A continuación, una serie de ideas sueltas que me llevarían (o habrían llevado) a ser mejor persona y ciudadano:

- Quisiera tener un curso de “Educación Cívica” desde la primaria, desde los primeros grados, cuya enseñanza fuese como la de las Matemáticas: más lúdicas cuando más chico eres y con el tiempo se tornase más seria.
- Esta educación cívica no debería centrarse en enumerar cuales son nuestros deberes y derechos como ciudadanos sino que profundizase en ejemplos cotidianos como los que me vienen ocurriendo y que he mencionado desde el inicio. Ejemplos donde el beneficio personal se impone al colectivo, donde mi interés es mayor al de los demás, donde algo no camina correctamente.
- El mismo curso debería ser dictado por un verdadero MAESTRO, cuyos pergaminos como ciudadano estuviesen impecables y su evaluación fuese tan rigurosa como la de aquellos que aspiran a enseñar Matemáticas.
- Me gustaría que este profesor tuviese los mayores beneficios, porque a sumar y restar podría aprender en la calle pero la “selva de concreto” sería una muy mala maestra de valores cívicos y morales.
- No quisiera pasar de año si no hubiese aprobado “Educación Cívica”, así fuese el primero en Matemáticas, Lenguaje o Literatura.
- Si durante el año escolar no voy bien en este importante curso, estaría muy agradecido al colegio si se reuniese con mis padres y/o tutores para averiguar qué está pasando y monitorear la situación en casa (la familia es el núcleo de la sociedad).
- Desearía que en secundaria se combinase la educación cívica con un curso de Ética, no tan denso como el que más adelante podría llevar en la universidad (el cual debería ser obligatorio en las currículas de todas las carreras de todas las universidades del país).
- Pediría que se me inculcase el hábito de la lectura, de todos los géneros, de acuerdo a mi edad. Los libros son un arma mortal para hacer crecer y fortalecer una sociedad.
- Exigiría -aunque esto significase pasar más horas en el aula- que se me enseñe un idioma extra, porque así podría acceder a más libros inclusive.
- Me encantaría que “Historia Universal” se dicte a manera de cuento, donde sea fácil y divertido trasladarse en tiempo y espacio, por ejemplo, a Versalles y conocer la residencia del “Rey Sol”, incrementando mi conocimiento sobre otras culturas, encaminándome a ser un ciudadano del mundo.
- Estaría feliz de tener un coach desde niño. Alguien mayor que me dijese que no hay que juzgar a las personas sin antes entenderlas, haciéndome ver la importancia de –ante un evento inesperado- no preguntar quién fue sino qué y cómo pasó.
- Ese mismo coach podría inculcarme aquella frase que dice “Trata a los demás como ELLOS quieren ser tratados” en vez de esa que aprendí que decía “Trata a los demás como TU quisieras ser tratado”.
- A la hora de sacar mi licencia de conducir quisiera que se me evalúe la parte práctica en la cancha, en la ciudad, manejando 60 minutos durante hora punta en el Centro, 30 minutos en carretera, quince minutos en zona neutral y quince minutos en ejercicio de parqueo diagonal y paralelo, y no en un circuito donde todo es perfecto y apacible.
- Haría de aquella frase de M. Gandhi “Vive como si fueses a morir mañana, aprende como si fueses a vivir para siempre” mi doctrina de vida.

Sé que hay muchísimas acciones más que me podrían ayudar a diferenciar lo bueno de lo malo. Acá sólo presenté unas cuantas. Son bienvenidas las sugerencias. De otro lado, he mencionado repetidas veces el curso de “Educación Cívica”; sin embargo, las materias de formación general son básicas para mi desarrollo personal y profesional.

Durante todo el relato quise expresar ideas genéricas en cuanto a la educación desde los primeros años. No es mi intención darle una tónica urbana a las mismas; muy por el contrario, me hubiese gustado que –de haber crecido en el ámbito rural- fuese de los primeros a los que se les reforzase estos criterios.

De nuevo, son bienvenidas las sugerencias.

Saturday, April 9, 2011

Track 4 (hay algo en tu rostro)

Cerró la puerta del auto de golpe. Encendió el motor y dobló a la izquierda en la primera esquina. Tenía una mano firme sobre el volante, la otra en la radio y la mirada fija en el horizonte. Avanzaba por una de las avenidas principales mientras se preguntaba si sería la única persona que renegaba con la cantidad de paneles publicitarios colocados en la vía, en los que abundaban los colores chillones y las sonrisas perfectas, junto a slogans que, a veces, parecían que nada tenían que ver con el producto de la propaganda. Pensaba si aquella felicidad mostrada por los niños, jóvenes y/o adultos de la publicidad sería un verdadero reflejo de lo que acontecía en la vida de cada uno de ellos o simplemente era consecuencia de un oneroso pago de parte de las agencias de mercadeo y todos ellos, en realidad, atravesaban sendas crisis existenciales o emocionales. Tal vez una desilusión amorosa, un despido arbitrario, una bancarrota inminente, lo que sea. Se preguntaba si el dinero podía comprar ‘felicidad express’, que durase lo que dura una sesión de fotos. ¿Sería acaso posible?

Tenía cerca de 45 minutos al volante y aún no había decidido dónde ir. Una ligera llovizna comenzaba a caer sobre la ciudad. Durante el día, el cielo no había dado visos de que algo así iba a ocurrir, pero –como en el fútbol- en el clima no hay lógica y, muchas veces, lo que parece ser un hermoso día soleado, termina en aguacero. “Incluso con lluvia la ciudad se ve simpática”, pensaba. Razón no le faltaba. “La siguiente salida es la mía. Ojala no esté cerrada”. Lo que no había decidido en tres cuartos de hora lo hizo en pocos segundos. Tomó la salida 45E y se dirigió al centro de la ciudad. Mientras tanto, fumaba su quinto cigarrillo de la noche. Un puchito como le decía.

Tal cual estaba previsto, conseguir dónde dejar el auto parqueado iba a ser difícil. Tuvo que dar varias vueltas alrededor de la plaza a la que pensaba ir cuando finalmente encontró un sitio cerca de la sede del diario más importante del país. Le dejó unas monedas a un señor que cuidaba los autos de la cuadra y le pidió dos veces por favor que se lo cuidase bien, sino lo mato, tío. Todo lo que me ha costado este carrito. Cogió su billetera, la cajetilla de cigarrillos, el encendedor y caminó hacia el bar. Le gustaba el ‘Cimarrón’ porque ahí siempre encontraba buena onda y chicas guapas, pero esta vez se le había hecho tarde en la cena por el cumpleaños del abuelo y el ambiente del local había dejado de estar en su máximo esplendor hace varios minutos. Dudó sobre tomarse una cerveza solo en la barra o emprender la vuelta a casa sin pena ni gloria cuando de pronto sonó su celular.

- Aló. ¡Aló! ¡¡¡Aló!!!... No escucho nada, habla más fuerte… ¿Quién es?... ¡Ah! ¡Hola! No, no estoy en mi casa (si no, no estaría gritando pensaba)… Ya, chévere. ¿Dónde queda?... ¡¡¡Que me des la dirección!!!... ¡Estoy saliendo para allá. Nos vemos!

Dejó el sitio que ya ocupaba en la barra, puso la carta de tragos sobre ella y se dirigió a la salida, por detrás de dos jóvenes que se dirigían a una discoteca recientemente estrenada, por lo que les alcanzó a escuchar. En el camino hacia la calle pudo reconocer algunos rostros: chicas menores que él, como era el común denominador de sus habituales conquistas, con las que había flirteado fines de semana atrás y a las que prometió llamar y nunca cumplió. Se les veía ocupadas con otros muchachos. Probablemente recibiendo nuevas promesas que no se cumplirían tampoco. O quizás iniciarían una relación estable. Seguía caminando y veía como el personal de seguridad apoyaba en desmantelar el instrumental que había sobre el estrado. “¿Quién habrá tocado?” Caminó las casi tres cuadras que lo separaban de su auto, encendió un nuevo cigarrillo y emprendió el viaje hacia la dirección que había memorizado. Paseo El Prado 1564 departamento 905 se repetía constantemente para no olvidarse el dato.

En el camino iba descartando algunas maneras de llegar a su destino, aunque la decisión de qué ruta seguir no era muy complicada. A esta hora, el tráfico era mínimo en la ciudad. En medio del viaje se detuvo en un supermercado que atendía las veinticuatro horas del día. No estaba seguro de querer comprar algo para llevar, más bien se había detenido para comer algo al paso, aunque también en este punto se mostraba indeciso. Un vez que satisfizo su hambre se dio una vuelta por la sección de licores. No quería llegar con las manos vacías. Pensaba que no se vería bien y que quizás aparecer con un trago le adjudicaría algunos puntos con las chicas solteras que pudiesen estar en la reunión. No se decidía. “¿Ron, Vodka, Vino? Si es vino, ¿blanco o tinto? Si es tinto, ¿seco o semi-seco? ¿Habrán comido algo allá? ¿Qué tal si mejor llevo cervezas?” Todas estas preguntas pasaron por su cabeza en pocos segundos. Prefería hacer este tipo de recorridos acompañado por uno de sus mejores amigos, un especialista en licores, casi un enólogo. Pero esta vez, la decisión debía ser suya. “Ya, a la mierda, compro este y punto”.

Antes de continuar con su recorrido, colocó un CD con la discografía completa de The Rolling Stones. Estableció orden aleatorio de las pistas y puso play. Sonó primero ‘Paint it, Black’. “I see the girls walk by dressed in their summer clothes…”, cantaba y al mismo tiempo encendía un cigarillo más. Aceleró y entró en el tramo final de camino a la dirección que le habían dictado. Cruzó un puente recientemente inaugurado, bordeó un óvalo que tenía en el centro una estatua en homenaje a uno de los héroes de la independencia, giró a la derecha y ubicó el edificio. Sin duda, era el más moderno de la cuadra y, quizás, de la ciudad. Estaba ubicado en una de las zonas más exclusivas. Se notaba que a sus amigos de toda la vida, aquellos a los que había conocido bajitos y regordetes en el jardín de infancia, esos con los que compartió viajes y anécdotas durante la época escolar, a todos ellos, les estaba sonriendo la vida.

No tuvo problemas para estacionar el auto y ni se preocupó por la seguridad. Era imposible que en este barrio ocurriese algún robo o incidente. La seguridad era extrema. Con esa confianza llegó hasta la puerta, tocó el timbre. Al cabo de unos segundos, una voz –a la que él reconoció de inmediato- le contestó.

- ¿Quién?

- Soy yo

- Pasa, flaco. ¿No te pudiste demorar más? (risas).

Saludó al conserje que estaba en pleno sueño de medianoche y llamó al ascensor. Esperó que bajase desde el piso seis y cuando se abrió la puerta le llamó la atención lo espacioso que era. Entró, presionó el número nueve y aprovechó el espejo que estaba detrás de él para inspeccionarse brevemente. Cual checklist, pasó revista a su vestimenta: zapatos bien lustrados, check; correa que combine con los zapatos, check; camisa sin arrugas, check; cabello arreglado, check; mangas dobladas sutilmente, check. La puerta del elevador se abrió y comunicaba directamente con la sala del departamento. Dio dos pasos y ya estaba ahí. Algunas caras conocidas y muchas más no tanto. Rápidamente buscó al amigo con el que había hablado por teléfono y lo encontró al otro extremo de la habitación. Mientras llegaba hacia él saludaba escuetamente a las personas con las que se cruzaba. Su amigo lo vio.

-
Compadre, ya estás acá. La has hecho larga.

- Me demoré comprando esto (le mostró el trago).

- Excelente. Ya con esto completamos la colección. Hay de todo. Tú coge nada más lo que gustes. Más bien quiero presentarte a una chica. Ven.

- No. Ehhh… después.

- No seas gay. Vamos.

Fueron hacia la terraza pero no llegaron. Se la cruzaron en el camino.

- Flaco, te presento a…

- Hola. ¿Cómo estás? Mucho gusto, dijo él.

- Hola, dijo ella.

Intercambiaron sonrisas. Amplias sonrisas.



Saturday, March 26, 2011

Track 3


El ambiente en el ‘Cimarrón’ ya era de júbilo total. El tributo a The Cure iba en la mejor parte y ya se empezaban a notar las primeras víctimas del alcohol. Unos cuantos dormían sobre las mesas mientras que otros lo hacían en los baños, haciendo más difícil el tránsito por los angostos pasadizos de la parte trasera del bar.

Al menos un par de amigos cercanos a la banda ya habían desfilado por el escenario para soltar sus gallos. No eran los peores cantantes del mundo pero las pifias de los asistentes dejaron notar que tampoco habían tenido una actuación destacada. Tampoco era para lamentarse. Con suerte –y con algunos tragos más encima- era probable que al día siguiente nadie recuerde tan bochornoso pasaje de la noche.

E
n los ambientes más pequeños del local, esos que no miraban directamente al escenario, varias parejas de jóvenes comenzaban a calentar –y calentarse- la noche. Actitudes amatorias más que sugerentes no hacían difícil imaginar cuál sería la estación final de aquel viaje, considerando también que la oferta de habitaciones en el centro de la ciudad era más que abundante. Para todos los gustos y para todos los presupuestos.

E
l reloj recién marcaba la medianoche y nuevos personajes hacían su aparición en el recinto. Estaban los que salían tarde de trabajar, aparentemente –por la vestimenta- en un banco, los que salían de clases en las universidades cercanas, los que eran clientes recurrentes y ocupaban siempre las mismas ubicaciones. Los había en grupos, de cinco, diez personas; los había solitarios, apoyados en la barra, quizás lamentándose una mala decisión, quizás re-estrenando su soltería. Se podría decir que venían de barrios acomodados, de otros no tanto; con dinero, sin él. Bien podríamos decir que el ‘Cimarrón’ era una buena fotografía de la realidad local, una mezcla de clases, pero una mezcla armoniosa, todos llevando la fiesta en paz.

- En este país ni el que se quema las pestañas estudiando tiene asegurada la chamba. Mírame. Cinco años siendo aplicado y ahora en la calle. Ni siquiera porque tuve buenas prácticas antes de terminar. Nada, nada. Qué cagado.

- Si. Yo también llevo varios meses en nada. Moviendo las influencias pero en todas partes te pagan poco, te piden mucho. No hay buenas ofertas. Igual hay que seguir intentando, no puedo quedarme viviendo de la plata de mis viejos hasta los 50 años. Lo bueno es que en esta época hay varias ofertas y por ahí algo va a llegar. Hay que ser positivos.

Los que dialogaban eran dos jóvenes en la mitad de sus veintes, quienes coincidieron en la barra del ‘Cimarrón’ gracias a los amigos en común que tenían en la banda que presentaba el tributo. Uno era amigo de la infancia del vocalista y el otro, hermano del bajista. Su frustración por llevar sobre ellos la etiqueta de “desempleado” los había llevado a gastar gran parte de la noche maldiciendo su condición, tirándole la culpa al gobierno de turno. Deseaban más que cualquier cosa lograr rápidamente la ansiada estabilidad laboral. Por ahora, vivían de las propinas que les daban sus padres. El status de “mantenidos” les hervía aun mas la sangre, aunque eso no impedía que cada fin de semana sigan el ritual de venir al centro, a ‘celebrar’.

Viendo como un jovencito cargaba en hombros a su ebrio amigo para retirarse del bar, los jóvenes siguieron administrándose algunas cervezas más mientras el tributo seguía su curso, el olor a hierba también y ya la gente estaba más loca que nunca. Muchos bailaban al costado de sus mesas, otros –los más avezados- lo hacían sobre ellas. Algunas chicas se desprendían de sus prendas y esa actitud era celebrada por casi todos los hombres del local, incluido “Capitán” que hoy andaba mas inspirado que nunca, poniéndole color a todos los vasos que salían de su cubil para satisfacer la demanda de la gente.

- Este lunes tengo una entrevista. Deséame suerte.

- La suerte es para perdedores. Éxitos para ti. Nada más córtate ese pelo de mierda que pareces indigente (risas).

- Si, si. Ya estas como mi vieja (más risas).

- ¿Dónde es? ¿Para qué chamba?

- Es una empresa de éstas que trabajan con emprendedores. Una especie de incubadora, que evalúa propuestas que envían los mismos emprendedores y luego las financia ella directamente o les ayuda a buscar un financiamiento externo.

- ¿Y esa vaina te vacila? Considerando que tú eres más pegado a las letras y este trabajo suena como para estar más tiempo evaluando números y rentabilidades.

- Si, también. Pero yo estaré enfocado en la parte del impacto social de las iniciativas. Qué beneficios o perjuicios traen para las comunidades donde se van a instalar o a donde llegarán sus productos o servicios. Tengo que estar viendo cómo sería el impacto sobre sus stakeholders.

- ¿Stake qué?

- (risas) Stakeholders. O sea, sus grupos de interés. Por ejemplo, de este bar, sus grupos de interés son, lógicamente, los clientes, pero también tiene grupos de interés en sus proveedores, los que le traen las chelas, los licores; otro grupo sería la municipalidad, a la que le tiene que pagar para poder operar; y así, tenemos varios stakeholders. Yo también, para que veas. En este preciso momento mi principal grupo de interés es esa flaquita que baila al lado del escenario y que se parece a Amy Macdonald, la que canta “This is the life”. ¿La has visto?

- ¿A la chica o a esta cantante que mencionas?

- A la cantante.

- No, no.

- Búscala en youtube. Y tú, ¿estás buscando chamba?

- Sí. También mi viejo quiere llevarme a trabajar con él pero ad honorem y así no corre. Le he pedido un tiempo más para seguir buscando porque mi idea sí es chambear con él pero todavía no. Quiero ganar experiencia en otra empresa y en unos años aportarle a mi viejo con todo lo aprendido.

- Claro, claro. Está bien. Mueve tus fichas para que te empiecen a llamar para las entrevistas.

- Sí. De hecho el jueves pasado tuve una reunión. Era para una empresa que importa perfumes y los distribuye acá en las tiendas por departamento y lugares así. Esa cuestión de las ventas siempre me ha llamado la atención. Además, pagan buenas comisiones si alcanzas la meta y ahí puedes hacer caja. Nada más estoy esperando porque me dijeron que estarían llamando para la última etapa entre martes y miércoles. Igual mañana me pongo pilas y sigo buscando ofertas en internet para tener un plan B y no quedarme en el aire si esto se cae.

- Claro. Buena voz. Oye más bien, una amiga está celebrando su santo en una disco que acaban de inaugurar. Acompáñame, pues.

- (silencio) Seguro se paga entrada y yo estoy cero balas.

- No, no. Yo estoy en lista y puedo hacerte pasar. Ahí vemos. Si hubiese que pagar tampoco iría (risas).

Secaron sus vasos. Los dejaron sobre la barra.



Wednesday, March 16, 2011

La vida de uno escrita por otros

(hago una pausa mientras está en el horno el Track 3)

Quiero compartir este pasaje de Vanina Vanini, de Henri Beyle, conocido también como 'Stendhal':


"...pero algunos días después volvió con el cirujano, por compasión. Una noche, aunque Missirilli estaba mucho mejor y Vanina ya no tenia el pretexto de temer por su vida, se atrevió a venir sola. Al verla, Missirilli se puso sumamente feliz, pero decidió ocultar su amor; antes que nada, quería mantener la dignidad que convenía a un hombre. A Vanina, que había entrado en la habitación con el rostro sonrojado y temiendo oír palabras de amor, la desconcertó la amistad noble y leal, pero bastante poco afectuosa, con que la recibió. Se fue sin que él intentara retenerla.




Algunos días después, cuando volvió, encontró la misma conducta, las mismas promesas de amistad respetuosa y de agradecimiento eterno."




A veces creo que la vida de uno ya fue contada por la pluma de otro u otros, solamente es cuestión de abrir el libro en la página correcta y ver cómo sigue la historia.

Friday, March 4, 2011

Track 2 (el 'Peluca' sabe)

‘Rata’, ‘Flaco’, ‘Peluca’ eran tan solamente algunos de los apelativos con los que se conocía al popular ‘Capitán’, famoso barman de uno de los más populares locales del centro de la ciudad, el ‘Cimarrón’. ‘Capitán’, cuyos nombres, apellidos y edad eran un misterio para toda su fanaticada, llevaba varios años en el oficio de preparar tragos conocidos y otros tantos inventados por él mismo, dar consejos a quienes se acercaban a sus dominios (la barra) y afanar –con frecuente éxito- a las señoritas que caían por ahí a divertirse el fin de semana. Durante los últimos seis años, éste era su empleo conocido; sin embargo, y como él mismo comentaba, pasó varios momentos de su vida deambulando entre costa, sierra y selva.

Fanático del reggae, la salsa dura y la música criolla, cuando tuvo edad para manejarse solo, que en sus palabras era sinónimo de terminar la escuela, aunque él no lo decía porque era una etapa de su vida que prefería no comentar, se ganó la vida en cuanto trabajo le llegase. Así tenemos: asistente de cocina en restaurante cinco tenedores, ayudante de diseñador gráfico, administrador en una pizzería (su tío era el dueño. No deducir que tenía sangre italiana), promotor en un almacén de tiendas por departamentos y una mediana lista de trabajos eventuales que sólo contribuyeron a que ‘Capitán’ ahorre unos cuantos dólares y se dedique a lo que tanto le apasionaba y llamaba la atención: viajar.

Cuando dejó su empleo como cuidador de perros en la zona más exclusiva de la ciudad, agarró todo lo que tenía en la habitación que alquilaba en una pensión en la zona este: 3 polos viejos, jeans y un par de zapatillas ‘Adidas’, algunos accesorios para el baño, reproductor mp3, un par de libros, dinero y cerró la puerta por fuera. No se le vio más por ahí. Tampoco pretendía regresar. Cogió también un papel donde tenía anotado, con perfecta caligrafía, una lista de lugares que le interesaban, ya sea por comentarios de amigos o porque los leyó en alguna parte: Tortugas, Huanchaco, Mancora, Montañitas, Cartagena, Ciudad de Panamá y algunos más. “Vamos hasta donde aguante el cuerpo y el billete” fue la frase que pronunció luego de leer sus potenciales destinos. “He chambeado duro para esto, ¿no? Así que ya pues… vamos a gastar la plata. Total, yo la he sudado”. Esa era su arenga y muy motivado fue al terminal de buses, compró boleto de ida a su primer destino y comenzó el viaje, que –a decir de él mismo- no le inspiraba mayor expectativa que disfrutar de la gente (acá estaba incluido el sexo), la comida y la bebida. No deseaba involucrarse con nadie, no deseaba verse envuelto en una telaraña de Cupido, le había declarado la guerra abiertamente. Quienes más lo conocían afirmaban que se debía a una gran decepción que tuvo algunos años atrás. Una chica que conoció en uno de sus oficios fue la protagonista de la historia. Enamorado hasta el tuétano, no dudó en sacar a relucir, después de varios años y muchos Días de la Madre, aquel talento escondido que tenía para la poesía. Disfrazado de vate, elaboró sonoros versos y empalagosos sonetos, pero si alguno habría que destacar, sería el que sigue:

Será tu sonrisa
El día que esa sonrisa se apague
Se apagarán varias galaxias
Se extinguirán otros recuerdos
Perecerán viejos amores
El día que esa sonrisa no esté
Me desharé de otros acordes
Maldeciré varias canciones
Y de unas cuantas emociones
Algo perderá su sentido también para mí
El día, pequeña, que ya no quieras reír
No lo hagas por favor
No mates esa luz
Muestra ese brillo al mundo
Que yo cargo con mi cruz

No era el primer viaje que hacía solo. Ya algún tiempo atrás había estado por varios lugares históricos en la sierra, como Machu Picchu, el Lago Titicaca o Santa Cruz en Bolivia. Ese viaje lo había bautizado como de purificación y relanzamiento pues se dio a los pocos días de haber recibido de vuelta el poema mencionado con una nota que decía: “te quiero pero lo siento, voy a volver con el padre de mi hijo”. Golpe bajo y a la lona. Cuenta regresiva hasta diez y no da para más. Knock out. En ese entonces tomó una rápida decisión, dejó su trabajo y se fue a las montañas, donde se le quedó grabada la hermosa vista que tenía desde la ventana del bus durante las largas horas del viaje a Cuzco, mientras escuchaba ‘Sorri, sou rei’ de Natiruts. En esta oportunidad, a pesar que siempre fue de aquellos cuyo rostro no mostraba expresión alguna, su semblante dejaba ver un halo de entusiasmo y otro de preocupación. ‘Capitán’ siempre había sido de aquellos cuyo carácter parco, serio, circunspecto, no denotaba ningún tipo de emoción; sin embargo, él mismo decía entre sus amigos más cercanos que le temía a muchas situaciones y que “mil veces prefiero que alguien me diga qué o dónde tengo que ir, que yo mismo armar un plan cuando tengo que viajar”. Por eso esta vez, él mismo sentía orgullo de sí al verse emprender esta travesía con rumbo norte.

Tortugas y su mar cristalino fueron la primera parada. Intentó comunicarse con algunos ex compañeros de colegio que por allí vivían y trabajaban. No tuvo éxito. En Huanchaco la historia fue mejorando, quizás porque es un balneario más grande, más cercano a una urbe o porque la proporción turistas-no turistas es mayor. Si bien, ‘Capitán’ no era lo que se conoce como un galán de telenovela, podría decirse que tenía, como se dijo al inicio, un considerable éxito con el sexo opuesto. Quizás por su verbo florido o por su mirada penetrante, lo cierto es que sabía por dónde comenzar a entablar una conversación, lo que le garantizaba algunas noches de lujuria, sin ataduras ni responsabilidades. A veces, sin pagar. En Mancora el desapego por el pudor y las buenas costumbres fue notable. Noches de desenfreno al pie de la carretera lo llevaron a convertirse, por esos días, en un políglota consumado. Aprendió inglés, francés, alemán y hasta japonés en tiempo record con tal de anotarse algunos puntos con las foráneas. En la mayoría de casos, como era de suponerse, lo conseguía. Igual historia ocurrió en Montañitas, Ecuador. Alcanzó a conocer Quito y luego se volvió a su punto de origen, con menos dinero pero con muchas anécdotas y satisfacción encima.

Su siguiente meta: Europa. Para ello tenía que conseguir un trabajo, así que se apuntó de plomo de una consagrada banda local de rock pop. A pesar que no era su onda, la chamba le permitía seguir en contacto con guapas chicas, las llamadas grupees, que al verse rechazadas por los músicos principales, y para estar siempre al lado de la banda, terminaban enredándose con el staff de apoyo. Siempre sin ataduras, el maduro ‘Capitán’ daba rienda suelta a sus antojos los fines de semana o los días que la banda tenía alguna presentación.

Fue durante uno de esos conciertos que conoció al dueño de ‘Cimarrón’, con quien entabló gran amistad dada su coincidencia en el gusto por los estupefacientes. Pero no fue sino hasta algunos meses después cuando le propuso hacerla de barman en su local, toda vez que ‘Capitán’ había adquirido algo de experiencia durante su periplo por los balnearios antes mencionados. Experiencia adquirida casi a la fuerza, ya que de no haberlo hecho, hubiese tenido que volver caminando. El exceso de juerga y la vida disipada a la que se acostumbró le había hecho una mala jugada con el cálculo de dinero que tomó consigo. Como él decía, eran gajes del oficio de mochilero. Así fue que un sábado diecinueve de junio de 2004 hizo su debut detrás de la barra del conocido local y desde el principio dejó huella con la elaboración de fosforescentes tragos cuyo nombre se conservaban semana a semana, mas no la preparación.

- Oye, chochera. Llévate a tu amigo, mejor. Me está maleando la plaza.
- Si. Es que acaba de terminar con su flaca y está depre.
- Llévatelo igual. Esta ebrio hasta el culo y necesito que la barra esté libre para más gente… y dile que no llore por una flaca. Hay cosas más importantes en la vida que preocuparse por una flaca. Chibolo guevon, pues.


Tuesday, March 1, 2011

Track 1

…y mientras yo la extraño, mi vida desvanece más… y así, una serie de palabras que la hagan sentir parte mía, porque eso es lo que es, hermano, es parte de mí, la extraño, la quiero mal, estoy muy dolido. Alucina que no logro concentrarme. Llevo tres semanas sin hablarme con mis viejos porque no logro darme tiempo para estudiar. Estoy todo el día prendido de la computadora viendo las redes sociales a ver si ella ha publicado alguna notificación de cambio de estado civil o cualquier cosa. Creo que, incluso si habla mal de mí por lo que hice o no hice, incluso así, me sentiría bien de tener noticias de ella. Que jodido todo esto. Si al menos la hubiese hecho en el examen de admisión, para mis viejos todo estaría bien y no me estarían echando en cara que no aprovecho el tiempo. Terrible”.

Cansado. Sí, cansado se sentía el joven de hacerle llegar a su reciente ex novia varios apuntes comentándole que ambos son el uno para el otro, que no se deben separar justo ahora que el camino que iniciaron juntos comienza a tener una luz al final del túnel y que si ella le da una nueva oportunidad él le bajaría la luna sin pensarlo. Así de cursi. No había lugar para la despedida en este momento y por ello no la contemplaba. Prefería que le pase una locomotora encima en lugar de sentir ese dolor punzante en el corazón. Así de dramático. Tal y como él mencionaba, se la pasaba todo el día recostado en la alfombra de terciopelo gris que con tanto esfuerzo habían comprado sus padres y que habían ubicado en el comedor principal del departamento que compartían con otros familiares allá en Palermo, cerca del mercado, ahí donde vendían las mejores yuquitas fritas de la ciudad (póngale un poco de ají y es manjar de dioses). Tenía siempre la computadora personal en esa zona de la casa porque era el único lugar donde podía captar la señal inalámbrica que con mucho esfuerzo su vecino pagaba. Su padre siempre le repetía que “el día que usted trabaje, jovencito, entonces ese día paga su internet. Acá no necesitamos tanto disparate. Seguro para ver calatas. Ni siquiera te sirve para ingresar a la universidad. Póngase a estudiar”. En esa rutina había descubierto que el sueño no le afectaba en lo mas mínimo. Llevaba días sin dormir replanteando su estrategia para reconquistar a quien él consideraba como la madre de sus hijos. Así de exagerado. No se le permitía fumar; sin embargo, se las ingeniaba, aunque cada vez con más cuidado porque la última vez hubo un amago de incendio cuando la colilla se le cayó sobre la alfombra y el pobre termino asustado a pesar que nadie más se entero del incidente, ni siquiera al día siguiente. Había logrado maquillar bien las evidencias.

Mientras trataba de recordar con cuantas personas había conversado sobre el tema en los últimos días (en realidad trataba de ver cuántas conversaciones fueron reales y cuantas fueron con él mismo, con sus propias ideas, con su yo interior), buscaba dejarle en claro a su compañero lo que sentía, quien a su vez intentaba seguirle el paso ante tantos datos de una sola historia. Uno luchaba por ser claro, explícito con sus sentimientos, mientras el otro se enfrentaba a la trascendental disyuntiva de decidir si callar a su buen amigo, quien –a su parecer- estaba exagerando las cosas, o seguirle la corriente atenuando su dolor con algún consejo inteligente y eficaz. Optó al final por una posición intermedia, en la que no le arruine la autoestima a su amigo pero tampoco se arruine la noche, la cual él había visualizado como propicia para tomarse toda la cerveza que había en los bares del centro de la ciudad o, cuando menos, para bailar bien pegado a alguna chica que viva sola y lo invite a su departamento para tener una maratónica jornada amatoria en todos los rincones de la casa. Sabiendo lo imposible de este deseo, apenas soñaba con bailar pegado con alguna chica que le de motivo para llegar pronto a casa y comenzar con sus acostumbradas y rutinarias prácticas onanistas.

Se conocían desde hace algunos meses, cuando ambos coincidieron en las aulas de la academia pre universitaria, la que –a decir de muchos- formaba parte de ese sancochado de máquinas de hacer dinero que funcionaban bajo el seudónimo de ‘Academia Pre Universitaria. Garantizamos el éxito profesional’. Puras mentiras. Para comenzar, los profesores no destacaban por su capacidad de llegar al alumno. Más bien, parecía que llegaban a dictar clases por obligación o simplemente para marcar la tarjeta de asistencia y cobrar sus honorarios con puntualidad. Desvirtuaban el concepto de Amauta y su afán era de cualquier tipo menos altruista. Si hubiésemos hecho una encuesta entre los alumnos para ver siquiera cuáles eran los nombre de esos caballeros que se pasaban largas horas parados delante del aula, no hubiésemos obtenido un resultado alentador. Por otro lado, el edificio donde funcionaba la academia no contribuía con generar un ambiente de estudios propicio para que los alumnos se motiven a ingresar a la universidad. Tan solamente eran tres aulas con capacidad para diez personas pero que albergaban a cerca de 35 a 40 cada una de ellas. Un hacinamiento comparado al de una cárcel. Hablando de este tipo de recintos, el “Sexto”, donde Arguedas pasó algunos días de su vida, comprendía la mejor vista que se tenía desde las ventanas de esa añeja casona, con su escalera de madera casi totalmente apolillada y que no contaba con certificado de Defensa Civil. En fin, todo jugaba en contra para quien decida apostar por su futuro aquí. Estaba claro que aquel que logre ingresar iba a ser única y exclusivamente por mérito personal.

- Vamos, doctor. Es solo una chica. Hay siete por cada hombre.
- Será en la China.
- No te pongas en plan, tampoco. Están en todo el mundo. Además, me refiero que no es la única flaca en la vida pues, hermano. ¿Hace cuánto la conoces?
- Llevaba con ella tres semanas. ¿Sabes lo que es eso? ¿Sabes lo que es eso? Cumplía con ella dos meses y era la enamorada que más me hubiese durado. No te das cuenta, ¿no?
- Mira, compadre, trato de que no estés sin ánimos para estudiar o seguir con tu vida, pero tú no te dejas y es viernes por la noche, estamos en medio del Ángel y no pienso malograrme el fin de semana. ¿Qué te parece si salimos de acá y vemos como está el ambiente en los otros huequitos? Por ahí que algo nos liga y terminas olvidando a tu ex más rápido de lo que pensabas (risas).
- Bueno… la verdad no tengo ganas pero tampoco quiero malograrte la fiesta. Vamos.
- Ya, ya… camina.

Se pararon de la pequeña mesa para dos que ocupaban en El Ángel, un conocido bar del centro de la ciudad. Según cuenta la tradición urbana, en sus inicios, era un lujoso restaurante de tres pisos, adornado con grandes pinturas de nóveles artistas locales y cuyos mozos vestían elegantemente a fin de darle un aire de majestuosidad al local. Las sillas eran grandes al igual que las mesas, los manteles siempre pulcros y con el escudo de la familia fundadora bordado con hilo dorado. El piso era de madera y en la entrada siempre había una pequeña campana que anunciaba cuando un nuevo comensal hacía su ingreso. La alta sociedad de la época lo frecuentaba porque este acto inflaba aún más su ego colosal, haciéndolos sentir poderosos y dueños del mundo. El chef era extranjero, como la mayoría de los que trabajaban en los más renombrados restaurantes de la ciudad, y tenía un ejército de asistentes a fin de cumplir con todos los pedidos de la jornada. En sus mejores épocas, El Ángel podía atender recepciones como Matrimonios o Bodas de Oro y al público en general al mismo tiempo, gracias al amplio espacio distribuido en sus tres niveles. También se dice que la relación precio-calidad no satisfizo a los comensales quienes –rápidamente- fueron alejándose del lugar terminando por convertirlo en un café, primero, una galería de ropa importada, después, y finalmente en lo que era ahora: un bar donde sonaba fuerte el metal y el hardcore y donde algunos muchachos, en su mayoría cachimbos, llegaban para acabarse los varios litros de cerveza que se expedían, presenciar algún concierto de una que otra banda consagrada o, como era frecuente, escuchar a grupos en busca de gloria, fama y mujeres. La consigna de casi todos los parroquianos era beber hasta perder el control y hasta el conocimiento podría decirse.

Una vez que se encontraron en la puerta de ingreso, miraron a la derecha y la izquierda como elaborando una rápida lista mental de todos los locales ubicados a pocas cuadras a la redonda y recordando en cuál de ellos ya habían estado antes y la habían pasado bien anteriormente; es decir, al día siguiente no recordaron nada de lo que hicieron la noche anterior. Cada uno iba descartando los que no les parecían y lograron ponerse de acuerdo en cruzar la plaza que estaba frente a ellos y llegar a un bar de onda ochentera que tenía una surtida barra donde se vendía, además de cerveza, una suerte de tragos sicodélicos cuya preparación no era siempre la misma y variaba de acuerdo al humor del barman, cuyo apelativo –‘Capitán’- lo había hecho muy popular entre los parroquianos e incluso fuera de los círculos habituales de personajes que frecuentaban los locales de la zona. La decisión de llegar ahí la tomaron en parte porque estaban con algunos centavos de más, lo que les permitía tentar la posibilidad de variar la ingesta de cerveza por alguno de esos tragos ‘radioactivos’.


Miraron a todos lados. Ser menores que el promedio de los presentes no les permitió ubicar a algún conocido, ni siquiera y por casualidad a alguno de sus hermanos mayores, fanáticos de la movida musical de los años 80’s. Se ubicaron en la barra. Había un tributo a The Cure y el local estaba reventando. Con suerte encontraron donde sentarse. The Cure no era una banda que ellos escuchasen con frecuencia. Preferían otras más contemporáneas como Metallica, por ejemplo, a quienes reclamaban por estos lares y en cuyo nombre siempre –usualmente en tragos- juraban que si confirmaban un concierto de ellos aquí, harían de todo por estar en primera fila. Hacer de todo significaba rogarle a sus papás para que les compren las entradas. Después de todo, tener algunas semanas como mayores de edad, les permitía –según ellos- tener algunos ‘privilegios’ como depender económicamente de sus padres, incluso cuando sabían que otros amigos ya trabajaban en cualquier encargo temporal que por ahí consiguiesen. Los conocían vendedores de libros, meseros en restaurantes, cajeros de farmacias, traductores de libros (estos eran minoría, la mayoría de sus amigos intentaba hablar bien el castellano), entre otros.

- ¿Un par de chelas para arrancar?
- Claro, lo justo. De ahí quiero probar una de esas vainas que veo que la gente toma.
- Asu, esas cosas te deben tumbar al toque.
- No creo. Mira como todo el mundo las toma y no veo a nadie que esté en el piso.
- Porque recién son las once y media.
- Chivo. Yo de ahí voy a probar una siquiera.
- Huele a hierba esta mierda, ¿no?
- Todos los locales huelen igual. A ver chequea, fácil gorreamos un poquito (risas).

Comenzó el concierto con ‘Boys don’t cry’ que sonaba más rápido de lo normal. Parecía que el baterista estaba bastante acelerado y eso se podía ver en las miradas fulminantes que le lanzaba el bajista, líder de la banda, dándole a entender que le baje el tempo. No tuvo éxito. La canción siguió sonando y parecía encandilar a los presentes. Un par de chicas se acercaron al escenario y se pusieron a bailar alocadamente al ritmo de la música. Parecía que habían tomado alguna bebida energizante mezclada con uno de esos tragos de colores.

- Te dedico esa canción para que dejes de llorar como nena.
- Payaso. Oye, más bien, ¿qué fue de tu banda?
- Nada, pues. La gente no se pone las pilas para ensayar y hay que estar persiguiéndolos. Ahora con la universidad tengo los horarios más complicados y ni a balas voy a estar llamándolos a esos pendejos para tocar. Estoy pensando más bien conocer gente en las clases y ver si sale algo nuevo para rockear pues. Me hace falta esa adrenalina.
- Ahhhh… si, pues.

Sunday, January 23, 2011

Líneas*

Vas calculando la medida de tu voz
vas buscando la salida mientras yo
busco salir a una tierra sin fin
y al final sólo consigo alcanzar una flor
que parece haber quedado sin aliento

Y yo voy a darle un suspiro de tu voz
para ver si al final la flor pide perdón, pide perdón

Vas calculando la medida de tu voz
vas buscando la salida mientras yo
éstas son las almas que caminan al calor
de este sol que ya no tiene más carbón

Las almas tristes ya no saben dónde ir
Buscan un lugar donde poder dormir
Busco almas que pidan perdón, perdón

Y al final, ya no sale el sol
Es porque no está ya tu voz
Y las almas recién piden perdón

* Canción de Arcabuz escrita allá por el 2001 por HA en complicidad con su pata CJ. El audio "en borrador", grabado rudimentariamente por estos dos sujetos, se encuentra en: http://havaldivia.podcast.es/... Disculpen las molestias.

Tuesday, January 4, 2011

¿Qué espera el 2011 de mí? (*)

Que ría.
Que llore.
Que quiera.
Que haga deporte.
Que no falte a Misa.
Que confiese mis pecados.
Que vaya al estadio.
Que apoye más a Alianza.
Que apoye más a la Selección.
Que viaje dos veces dentro del Perú...
... y una vez al extranjero.
Que abra el Podemski después de tiempo.
Que lleve al menos un curso (corto) de narrativa.
Que practique algún deporte con disciplina.
Que destaque en la chamba, que la haga bien, con pasión.
Que a fin de año ya tenga claro cómo será mi futuro próximo nuevamente como estudiante.
Que revitalice mi relación con amigos.
Que ahorre, sin llegar a ser tacaño, porque nunca lo fui ni lo volveré a ser.
Que lea al menos dos libros, los que sea.
Que vaya más seguido al cine.
Que aprenda un nuevo idioma, o al menos me inscriba para comenzarlo en 2012.
Que llame o escriba más seguido a mis papás.
Que no calle lo que pienso.
Que calle cuando deba.
Que no gaste en banalidades.
Que me de mis gustos.
Que no pierda la sonrisa.
Que me ponga serio de vez en cuando.
Que sea buen amigo.
Que sea buen compañero de trabajo.
Que sea justo en mis decisiones.
Que sea buen ejemplo para mi hermano... y también para mi hermana.
Que ponga bonito el auto.
Que llegue temprano a trabajar.
Que no llegue sin ánimos a trabajar.
Que inspire confianza.
Que confíe.
Que colabore con quien más necesita.
Que lo haga desinteresadamente.
Que tome con moderación.
Que no tome si manejo.
Que fume menos.
Que sea consciente hasta qué punto el conflicto es bueno, pues energiza a los equipos de trabajo.
Que amplíe mi cultura musical.
Que asista a algún evento cultural.
(...)
... y que no abandone esta bitácora.

¿Y por qué yo no espero nada del 2011? Porque yo quiero decir el 31 de diciembre de este año, como Amado Nervo en Vida, "...porque veo al final de mi rudo camino, que yo fui el arquitecto de mi propio destino...".

(*) Lista hecha sin ningún orden por prioridad... sólo fue lluvia de ideas.

¡FELIZ AÑO 2011! Saludable y exitoso