Los hombres, ¿debemos entender a las mujeres o simplemente debemos quererlas como son?
Si digo que esta pregunta se aparece en promedio una vez al día en mi cabeza, o que la cito en cada oportunidad que tengo durante una conversación, o que sale a relucir cuando discuto con mi enamorada, no estoy mintiendo.
Efectivamente, cada una de esas sílabas retumban, primero en mi cabeza y luego en el ambiente, con desmesurada frecuencia, con la rapidez de un disparo, con el ímpetu de un zaguero uruguayo (o alemán), con la energía de un toro de lidia, en cualquier instante, no discrimina.
Se trata de una especie de virus personalizado para Hvgo ALonso, que me ataca sin mirar el lugar, el momento ni la compañía, que irrumpe en mi espacio como un sismo que alborota a una apacible ciudad durante una tarde soleada, por ejemplo.
Su presencia suele ir in crecendo a medida que el tema abordado coquetea con la psicología femenina, con sus gustos y preferencias, con sus alegrías y amarguras y, sobretodo, con las CAUSAS de éstas.
Cualquiera que lea estas primeras líneas podría afirmar que ya debo tener respuesta a tan particular cuestionamiento.
NO, la respuesta es NO.
Y la respuesta es NO pero no porque sea incapaz de tomarme siquiera cinco, diez minutos para divagar sobre un determinado porqué, o ensayar siquiera una respuesta que me sirva de excusa para salir del paso cada vez que se presente de nuevo esta interrogante. Tampoco es NO porque esté sentado esperando alguna inspiración divina que llegue en el momento menos esperado, quizás en el trabajo, en la movilidad, en el supermercado o en el baño de un estadio inclusive, sino que -incluso- he buscado opiniones de especialistas, aquellos compañeros de junta a quienes he visto flirtear con inumerables féminas: grandes y pequeñas, flacas y gordas, feas y bonitas, de todos los estilos, tamaños y colores.
Aunque muchos de ellos sí se animaron a soltar una respuesta, algunos con la seguridad de hincha crema en medio del Comando Svr (con casaquilla merengue incluída), ninguno me convenció del todo. Al contrario, surgieron otras interrogantes que tendrían que ser materia de otro post pero ninguno dejó claras las cosas. Si debo resumir las palabras de mis entrevistados podría decir que:
"Los hombres no deben entender a las mujeres, sólo deben quererlas"
¿Estamos de acuerdo o estamos todos locos, fierita?
En parte me deja tranquilo y con la sensación de que es lo más beneficoso para una relación H-M y en parte, no.
¿Por qué SÍ?
- Porque ponerla en práctica llevará a compromisos más armoniosos.
- Porque nos hace ahorrar tiempo en discusiones que pueden ser aprovechados para otras cosas más interesantes.
- Porque ellas se sentirán más tranquilas y felices con nosotros.
- Porque nos tomarán por confidentes, sinónimo de un aumento en el grado de confianza que habita en la relación.
- Porque recibiremos más muestras de afecto de su parte (y de sus partes, no seamos hipócritas).
- Porque las conversaciones serán en un tono más dulce.
- Porque ellas siempre estarán de mejor humor (importantísimo).
¿Por qué NO?
- Porque nosotros también tenemos mucho por decir.
- Porque nos gusta ser escuchados.
- Porque a veces queremos ser engreídos y que nos engrían.
- Porque 'todas las parejas del mundo discuten. Es normal, chiquita'.
- Porque no siempre vamos a estar de acuerdo con sus posturas y/o actitudes.
- Porque pretendemos vernos y sonar más maduros que ellas.
- Porque queremos vernos decididos en nuestras palabras (consejos) delante de ustedes.
En realidad, todo lo escrito anteriormente no es más que un punto de vista personal de este servidor. Cada persona que lea el post puede tener una óptica distinta, una visión particular de tan manoseado tema, de tan prostituido tópico, de tan vilipendiado -y venido a menos- capítulo en la historia de las relaciones H-M.
En fin... ¿y ustedes, lectores (ja, como si fueran un montón), qué opinan?
2 comments:
Lecturas obligatorias: Las mujeres son de Venus y los hombres de Marte... ahi entiendes hartas cosas... de que son complicadas, pues si, a veces son literalmente... Aburridas, sórdidas, desesperantes, no entendibles... pero es que tienen un sistema de digerir las cosas TOTALMENTE distinto a uno: Como si fueran Waldir... buscan la más dificil, agrandan lo complicado (¿y es que de repente no tienen nada que hacer?). Así, hablando matemáticamente, he llegado a unos postulados:
1) "El practicismo (y por ende, la necesidad de magnificar las cosas) es inversamente proporcional a las ocupaciones que realiza"
2) "La relación ella se molesta y hace un berrinche, es solo para un lado, el de ella. Si tu lo haces, perdiste".
3) "Existe una relación logarítmica de la confianza (y la autoridad que ella tiene sobre tu tiempo) que una chica toma de ti: 1+1=2, 2+1=3... NOOOO es 10!!!!"
4) "La teoría de la relatividad femenina consiste en que puedes pasarte años haciendo las cosas bien, y eso se puede igualar a un pequeño error que cometiste... y perder todo en un momento"
Existen mas inferencias... pero, como dice usted, forman parte de otro blog.
Debes entederlas y también querearlas tal y como son.Tampoco deja de expresar tus opiniones o lo que sientes, ya que sería aburrido estar con un robot, po rasí decirlo.
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