El ambiente en el ‘Cimarrón’ ya era de júbilo total. El tributo a The Cure iba en la mejor parte y ya se empezaban a notar las primeras víctimas del alcohol. Unos cuantos dormían sobre las mesas mientras que otros lo hacían en los baños, haciendo más difícil el tránsito por los angostos pasadizos de la parte trasera del bar.
Al menos un par de amigos cercanos a la banda ya habían desfilado por el escenario para soltar sus gallos. No eran los peores cantantes del mundo pero las pifias de los asistentes dejaron notar que tampoco habían tenido una actuación destacada. Tampoco era para lamentarse. Con suerte –y con algunos tragos más encima- era probable que al día siguiente nadie recuerde tan bochornoso pasaje de la noche.
En los ambientes más pequeños del local, esos que no miraban directamente al escenario, varias parejas de jóvenes comenzaban a calentar –y calentarse- la noche. Actitudes amatorias más que sugerentes no hacían difícil imaginar cuál sería la estación final de aquel viaje, considerando también que la oferta de habitaciones en el centro de la ciudad era más que abundante. Para todos los gustos y para todos los presupuestos.
El reloj recién marcaba la medianoche y nuevos personajes hacían su aparición en el recinto. Estaban los que salían tarde de trabajar, aparentemente –por la vestimenta- en un banco, los que salían de clases en las universidades cercanas, los que eran clientes recurrentes y ocupaban siempre las mismas ubicaciones. Los había en grupos, de cinco, diez personas; los había solitarios, apoyados en la barra, quizás lamentándose una mala decisión, quizás re-estrenando su soltería. Se podría decir que venían de barrios acomodados, de otros no tanto; con dinero, sin él. Bien podríamos decir que el ‘Cimarrón’ era una buena fotografía de la realidad local, una mezcla de clases, pero una mezcla armoniosa, todos llevando la fiesta en paz.
- En este país ni el que se quema las pestañas estudiando tiene asegurada la chamba. Mírame. Cinco años siendo aplicado y ahora en la calle. Ni siquiera porque tuve buenas prácticas antes de terminar. Nada, nada. Qué cagado.
- Si. Yo también llevo varios meses en nada. Moviendo las influencias pero en todas partes te pagan poco, te piden mucho. No hay buenas ofertas. Igual hay que seguir intentando, no puedo quedarme viviendo de la plata de mis viejos hasta los 50 años. Lo bueno es que en esta época hay varias ofertas y por ahí algo va a llegar. Hay que ser positivos.
Los que dialogaban eran dos jóvenes en la mitad de sus veintes, quienes coincidieron en la barra del ‘Cimarrón’ gracias a los amigos en común que tenían en la banda que presentaba el tributo. Uno era amigo de la infancia del vocalista y el otro, hermano del bajista. Su frustración por llevar sobre ellos la etiqueta de “desempleado” los había llevado a gastar gran parte de la noche maldiciendo su condición, tirándole la culpa al gobierno de turno. Deseaban más que cualquier cosa lograr rápidamente la ansiada estabilidad laboral. Por ahora, vivían de las propinas que les daban sus padres. El status de “mantenidos” les hervía aun mas la sangre, aunque eso no impedía que cada fin de semana sigan el ritual de venir al centro, a ‘celebrar’.
Viendo como un jovencito cargaba en hombros a su ebrio amigo para retirarse del bar, los jóvenes siguieron administrándose algunas cervezas más mientras el tributo seguía su curso, el olor a hierba también y ya la gente estaba más loca que nunca. Muchos bailaban al costado de sus mesas, otros –los más avezados- lo hacían sobre ellas. Algunas chicas se desprendían de sus prendas y esa actitud era celebrada por casi todos los hombres del local, incluido “Capitán” que hoy andaba mas inspirado que nunca, poniéndole color a todos los vasos que salían de su cubil para satisfacer la demanda de la gente.
- Este lunes tengo una entrevista. Deséame suerte.
- La suerte es para perdedores. Éxitos para ti. Nada más córtate ese pelo de mierda que pareces indigente (risas).
- Si, si. Ya estas como mi vieja (más risas).
- ¿Dónde es? ¿Para qué chamba?
- Es una empresa de éstas que trabajan con emprendedores. Una especie de incubadora, que evalúa propuestas que envían los mismos emprendedores y luego las financia ella directamente o les ayuda a buscar un financiamiento externo.
- ¿Y esa vaina te vacila? Considerando que tú eres más pegado a las letras y este trabajo suena como para estar más tiempo evaluando números y rentabilidades.
- Si, también. Pero yo estaré enfocado en la parte del impacto social de las iniciativas. Qué beneficios o perjuicios traen para las comunidades donde se van a instalar o a donde llegarán sus productos o servicios. Tengo que estar viendo cómo sería el impacto sobre sus stakeholders.
- ¿Stake qué?
- (risas) Stakeholders. O sea, sus grupos de interés. Por ejemplo, de este bar, sus grupos de interés son, lógicamente, los clientes, pero también tiene grupos de interés en sus proveedores, los que le traen las chelas, los licores; otro grupo sería la municipalidad, a la que le tiene que pagar para poder operar; y así, tenemos varios stakeholders. Yo también, para que veas. En este preciso momento mi principal grupo de interés es esa flaquita que baila al lado del escenario y que se parece a Amy Macdonald, la que canta “This is the life”. ¿La has visto?
- ¿A la chica o a esta cantante que mencionas?
- A la cantante.
- No, no.
- Búscala en youtube. Y tú, ¿estás buscando chamba?
- Sí. También mi viejo quiere llevarme a trabajar con él pero ad honorem y así no corre. Le he pedido un tiempo más para seguir buscando porque mi idea sí es chambear con él pero todavía no. Quiero ganar experiencia en otra empresa y en unos años aportarle a mi viejo con todo lo aprendido.
- Claro, claro. Está bien. Mueve tus fichas para que te empiecen a llamar para las entrevistas.
- Sí. De hecho el jueves pasado tuve una reunión. Era para una empresa que importa perfumes y los distribuye acá en las tiendas por departamento y lugares así. Esa cuestión de las ventas siempre me ha llamado la atención. Además, pagan buenas comisiones si alcanzas la meta y ahí puedes hacer caja. Nada más estoy esperando porque me dijeron que estarían llamando para la última etapa entre martes y miércoles. Igual mañana me pongo pilas y sigo buscando ofertas en internet para tener un plan B y no quedarme en el aire si esto se cae.
- Claro. Buena voz. Oye más bien, una amiga está celebrando su santo en una disco que acaban de inaugurar. Acompáñame, pues.
- (silencio) Seguro se paga entrada y yo estoy cero balas.
- No, no. Yo estoy en lista y puedo hacerte pasar. Ahí vemos. Si hubiese que pagar tampoco iría (risas).
Secaron sus vasos. Los dejaron sobre la barra.
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