La próxima semana debe estar terminando la estación más alegre del año. Si lo que aprendí en el colegio no está errado, este 21 de marzo debemos estar iniciando Otoño, estación un tanto pálida pero que, debido a lo pintoresco de nuestra "flora y fauna", seguramente estará plagada de historias y con un anecdotario político, farandulero, futbolístico -y un sinfin de etcéteras- bastante (re)cargados.
Mientras aparecía en la televisión ese "estribillo que se pega, que se pega y nunca despega", ya teníamos primeras planas de todo calibre: la caída diaria en picada del dólar, la subida de los metales y el petróleo, el regreso de Así es la vida, Lima Limón, el ampay al Tenchi y, el que más me llenó -preiodísticamente hablando- el conflicto diplomático entre Ecuador y Colombia (Venezuela nada tenía que hacer ahí con Chávez a la cabeza).
Sobre éste último tengo que opinar que el mediano éxito de la operación, en la que falleció en número 2 de las Farc: 'Raúl Reyes', sirvió como justificación inmediata de Colombia hacia su accionar; sin embargo, el no asumir inmediatamente que se trató de un acto de violación territorial hace pensar que cualquier país puede transgredir de buenas a primeras territorios vecinos, lo cual me parece condenable e injustificable.
Otro hecho llamativo fue que la primera reacción del presidente Correa de Ecuador fue felicitar el éxito de la operación que ya mencionamos, pero algunas horas más tarde se levantó de su asiento ordenando el inmediato retiro de su equipo diplomático de Bogotá y expulsando de Quito al embajador de Colombia. Todo ello cuando Chávez ya había salido a gritar a los cuatro vientos que "tenga cuidado presidente Uribe, no se le vaya ocurrir hacer eso por estas tierras porque eso sería causus belis, causa de guerra". Estaremos acaso frente a un liderazgo/caudillismo político en la región en la que se intenta amedrentar y "dar el ejemplo" mencionando guerras y conflictos, agitando las aguas más de lo debido, perdiendo la mesura a la hora de reaccionar en situaciones agitadas en una región que, en los últimos años, ha tenido paz y crecimiento económico (salvo el retroceso de Venezuela. Oh, coincidencia).
Si de algo sirvió este evento poco afortunado fue para ver de qué está hecha y de lo que es capaz la Organización de Estados Americanos (O.E.A.), la cual sacó adelante el proceso, declaró los sucesos como condenables pero no emitió sanción alguna a Colombia (quizás por alguna ayudita de la Casa Blanca). Se formó una Comisión para garantizar que no se repitan sucesos como los de la última semana y se fumó la Pipa de la Paz entre Uribe y Correa. También se colaron al abrazo "Bigotito" Ortega y Chávez, que ya no sabe qué hacer ni qué decir para aumentar su influencia en la región.
La imagen corresponde al momento en que el presidente Uribe le pide disculpas públicas al presidente Correa, quien las acepta sin despeinarse.
Por el bien de la región que no se repitan los últimos eventos, pero si se justifica y/o garantiza el éxito, entonces los países involucrados deberían entrar en contacto. Lo importante es terminar con la amenaza fariana y su repudiables miembro y actividades.
Finalmente, sobre la posición peruana, correcta, a secas. Dejando en claro que se debió actuar de forma más transparente por parte de Colombia pero que el problema era netamente bilateral, cuestión de dos y no se iba a apoyar ninguna de las 2 posiciones.
Por ser país fronterizo, quizás sería bueno que formase parte de la comisión de la OEA y sacar rótulo -y certificado- de país pacífico, diplomático y colaborador con sus vecinos. Uno nunca sabe cuándo pueda necesitar una mano.
A ver cómo avanza el tema.
La del cierre: el Tenchi quiere que Sarita lo perdone. No juego mis fichas por el "pelo duro". Pobre de tí.
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