Saturday, October 27, 2007

El día que más caminé

Anoche me estaba yendo a una reunión por la despedida de un compañero de trabajo. Habíamos quedado en tomarnos unos piscos en La Caleza y luego... ni idea, algo saldría.
Cuando estaba a unas cuantas cuadras del local me llaman a decirme que se habían ido para otro lugar, el Pub Inglés, más cerca a mi casa.
Luego de la requintada interior me bajé del micro y pensaba cómo llegar lo más pronto posible (tenía otra reunión a las 10 y eran las 9). Mientras miraba a todos lados para ver por dónde pasaban los micros, iba avanzando con dirección al local, alejándome cada vez más de las zonas por donde suele transitar el transporte público. Algo lógico considerando que no disponía de mucha plata y 'ahorro es progreso'.
A pesar de saber que me separaban cerca de 20 o 25 cuadras del lugar, igual seguí para adelante, a paso ligero, con dolor de pantorrillas y premura porque no me gusta llegar tarde a ninguna cita y ya eran 9:10 de la noche.
Corté camino por unas calles -lo que redujo mi 'viaje' de 25 a 22 cuadras- e iba tratando de responderme la pregunta: cuándo fue la vez que más caminé en mi vida.
La última semana de Mayo y la primera de Junio hice un viaje al Viejo Continente. Tenía que partir de Lima a las 00:00 horas del viernes 25 y llegar a París a las 9 de la mañana (hora local) del sábado 27. ¿Por qué tanto tiempo de viaje?
Sucede que tenía una pequeña escala de no más de 10 horas en la ciudad más cosmopolita del mundo: New York. ¡10 horas!
Emocionado porque no todos los días se hace un viaje de esa magnitud, me embarqué junto a una muchachada de estudiantes canadienses rumbo a la tierra del tío Sam. Avión repleto y, por ende, menos velocidad, ergo, más tiempo de viaje. Rodillas flexionadas, misma postura, un gordo al lado, un viaje complicado en resumidas cuentas.
Llegué a Estados Unidos, me registré en Aduanas, busqué mi maleta, la envié para la bodega de una vez, salí a buscar la manera de llegar a Manhattan (porque de ninguna manera me iba a pasar las 10 horas metido en el Aeropuerto), encontré el Airtrain, compré mi boleto para salir rumbo a la ciudad y me paré a esperar el siguiente tren.
Llegó uno que venía reventando y me metí a la prepo, a la peruana, como un usuario más de todo Javier Prado, Pershing, La Marina, todo Universitaria, mi mochila quedaba fuera del tren, la puerta no iba a cerrar ni a patadas, hasta que escuché la voz de una señora que decía Another train is coming in five minutes. Entendí la indirecta y me bajé. Papelón.
Efectivamente, no pasaron ni 5 minutos y llegó otro más vacío. Subí.
Durante el viajecito (que duró cerca de 20 minutos) grabé un video que aquí se los presento.


Me di cuenta que había llegado a algún lugar importante porque absolutamente todos los pasajeros en el tren se bajaron; así que, ni corto ni perezoso, también bajé.
Subí unas escaleras y llegué a una sala dónde la gente pasaba apurada de un lado a otro. Me quedé sorprendido sin imaginar lo que iba a ver después. Como diría mi amiga Giuls: pobrecito que zonzito. Y así fue.
Avancé hasta un Policeman y le pregunté (con bastante esfuerzo) excuse me, sir. How can i go to Manhattan?
Por su expresión deduje que le había preguntado algo así como de qué nacionalidad es usted.
Sólo atinó a decirme You are in Manhattan.
En ese momento lo único que se me ocurrió fue preguntarle cómo llegar a la Quinta Avenida. Me dijo que salga por la puerta que estaba a su derecha y avance 3 cuadras. Y así lo hice.
Primer obstáculo pasado con mediano éxito.
Llegué a la Quinta Avenida en su trigésimo tercera cuadra. Lo que vi me impresionó mucho. Bastante gente, orden, lujo, otra cosa. Definitivamente me encontraba parado en unos de los lugares más transitados del globo. Impresionante.
Para esto me había grabado bien por dónde había caminado para no tener problemas a la hora del regreso, tomando en cuenta que la estación donde ma bajé (con la que luego me llevaría una agradable sorpresa) era la misma por la que debería partir rumbo al aeropuerto para seguir el viaje a Europa.
En la 33 tenía 2 opciones claras: caminar hacia la derecha o hacia la izquierda. Me daba lo mismo porque no tenía idea de lo que había para un lado ni para el otro.

Tomé una foto del lado derecho y caminé hacia el opuesto. Creo que no me equivoqué.
Me encontré con lugares muy famosos e interesantes. Desde St. Paul's Cathedral hasta la tienda de Kenneth Cole. Desde la Biblioteca pública (sí, esa que sale en el Día después de mañana) hasta Dolce & Gabanna y desde el Rockefeller Center hasta el Empire State Building. Espectacular.

A todo esto, muchos de estos lugares estaban cerca de la cuadra 60. El ESB en la 25 más o menos. Conocí un pequeño parque en la 20. Busqué una estación de bomberos (a pedido de Carla, que no es C por si acaso) en la 43 de la Quinta. Avancé por Broadway para regresar a la estación del tren, en la Sétima, que luego me di cuenta que ¡era el famoso Madison Square Garden! Tuve que buscar un lugar barato para almorzar. Incansable ese día. Lo mejor era que iba a dormir todo el viaje que venía.
Contando todas las idas y venidas caminé cerca de 70 cuadras, sin exagerar. Se los puedo demostrar matemáticamente porque sé que hay algunos incrédulos.

El hecho es que, aún estando solo, la pasé muy bien. Conocí mucho y todo a pie, lo que lo hizo aún más interesante. Practiqué el inglés y me tomé hartas fotos. Aquí les muestro unas cuantas. El resto en el hi5 (http://havaldivia.hi5.com/).
Slds.

Friday, October 5, 2007

relato de un chiquillo de 17

(Chiclayo, 24 de Enero del 2001)

Te sigo hablando porque hoy día he dormido en la tarde y no tengo sueño. Son 10:52 p.m. y a esta hora ya debería estar estar durmiendo. Siempre que digo esto pienso en Ella y ruego que esté pensando en mí. Difícil pero no imposible. Ojalá que Ella esté bien al igual que todos mis amigos de verdad.
En la tarde tuve ganas de llamarla y sí, eso, decirle que quiero verla pero ya caería cargoso, de repente mañana voy a verla o sino el viernes, ojalá esté.
Justo ahora escucho Libido, un grupazo, en castellano son lo máximo y, además, lo bueno es que son peruanos. Y en inglés me gustan los Red Hot, que tienen un guitarrista bravazo como John Frunsciante, la rompe ese brother. A mí me gustaría llegar algún día a ser tan bueno como él, o como el Pep Guardiola, que no sé porqué Serra Ferrer lo tiene postergado al banquillo en el Barça, si para mí es el mejor jugador del mundo. Tiene una exquisitez para jugar, la rompe.
Justo ahorita va a comenzar la hora más feeling de Studio 92 y, obvio, ya saben a quién me recuerda, sí, a Ella. Yo sé que de Ella nunca me voy a olvidar, de repente termino con otra persona a mi lado, pero nunca me olvidaré de Ella, porque fue la primera persona de la que me enamoré.
Voy a guardar muy bien este cuaderno para, así, algún día, cuando pasen varios años, volver a abrirlo y leerlo y pensar en todo lo que me pasó cuando tuve diecisiete años. Una época muy especial para mí y para mucha gente.
Lo que está al medio es la foto del más grande que yo vi en toda mi vida. Sí, el mismo que fue mi ídolo y que nunca podrán ocupar su lugar: Sandro, vives en el corazón de Alianza y del Perú.
Yo estoy seguro que hasta los hinchas de otros equipos lamentaron tu muerte, porque tú eras bolo fijo en las eliminatorias. Pero te fuiste y dejaste ese vacío por el que nos metieron todos los goles en los partidos decisivos. Sandro, a Dios también le gusta el fútbol y quizo hacer su Dream Team, por eso no le bastó con tener a los potrillos a su lado. Quizo, también, que Cucurucho y tú fueran parte de ese equipo. ¡Qué equipazo! ¡Cómo no juegan todos los sábados en Matute! Se te extraña y mucho.
Lloré cuando te fuiste y cuando le conté a la gente que había llorado me miraron raro, como diciéndome cómo vas a llorar por un futbolista. Pero no es por el futbolista por quien lloro, sino por la persona, por el muchacho tranquilo, sano y no acepto cuando dicen que estaba conduciendo mareado. Eso es falso. Quedó demostrado que estabas en plenas condiciones para conducir.
A ver, qué canción quisiera que pasen. No sé, cualquiera viene bien, todas las letras me van, pero me caería bien una lenta de Pedro, son buenas. Ese chato también la rompe.
Medio que estoy contento porque hoy día he estado tranquilo pero hubiera sido mejor si la veía a Ella. Me vacila escribir su nombre porque la incial me sale bacán.
Bueno, creo que alguien está viniendo para acá, así que ya me voy. Ella, cuídate, sueña conmigo y, sí, te quiero (¿yo también escuché por ahí?).